Curiosidades del embarazo: Cambios en el cuerpo de una mujer embarazada.



Curiosidades del embarazo: Cambios en el cuerpo de una mujer embarazada.

El embarazo es una época de cambios sorprendentes. Además de las transformaciones evidentes que sufre el cuerpo de una mujer embarazada, hay otros cambios más inesperados y extraños que también son propios de la gestación. Conócelos con nosotros.

Los pies crecen. El tamaño de los pies de la embarazada puede aumentar hasta un número. En algunos casos, tras estos nueve meses, la mujer vuelve a su talla original, pero en otros se queda con el pie más grande. Los pies se vuelven más largos y más anchos debido a una alteración en el puente, por la mayor laxitud y flexibilidad de ligamentos y huesos en la gestación.




Aparece la línea alba. La línea alba es una línea hiperpigmentada, de color oscura, que va desde el abdomen al pubis, separando en dos partes la tripa. Aparece hacia el cuarto o quinto mes de embarazo por efecto del incremento de dos hormonas: estrógeno y progesterona. No cumple ninguna función y se va por sí sola tras el parto en unos meses.



El pelo se fortalece. Por lo general, el embarazo favorece la buena salud capilar. Es normal que el cabello luzca más fuerte y brillante. Además, entra en una fase de reposo y no se cae. Lo hará después, durante el posparto, debido al efluvio telógeno: un proceso normal por el que el cabello entra en ciclo de caída, contrarrestando los nueve meses anteriores. Este cambio es fisiológico y se resuelve por sí solo.



Hay hipersensibilidad a los olores. Las embarazadas tienen una especial sensibilidad ante los olores (hiperosmia). No tienen por qué ser olores desagradables sino cualquier otro que antes se hubiera aceptado o que hubiera pasado inadvertido. Es efecto, una vez más, de las hormonas y se cree que su función es proteger a la gestante de determinadas sustancias que podrían ser nocivas.



Hay antojos raros. El sentido del gusto también varía sustancialmente en el embarazo. Muchas mujeres desean comer alimentos que nunca han tolerado o hacen mezclas raras. No hay mayor problema a no ser que aparezca un desorden denominado "pica", que consiste en ingerir cosas extrañas como tiza, pintura... En ese caso, hay que avisar al médico.



Aumenta la miopía. Las hormonas del embarazo ocasionan una ligera pérdida de agudeza visual durante el embarazo, que se puede materializar en media o una dioptría más. Por ello, se recomienda que hasta un año después del parto, cuando se han estabilizado los niveles hormonales, la mujer no se someta a cirugía láser para corregir la miopía, pues la graduación no sería estable.



Más deseo sexual. Muchas embarazadas sienten un claro aumento del deseo sexual, sobre todo en el segundo trimestre. Además, el organismo está más predispuesto a sentir placer, especialmente porque hay más lubricación y se produce una mayor irrigación sanguínea en la zona genital, lo que provoca una dilatación en estos órganos, que favorecen las sensaciones placenteras.



Algunos órganos se recolocan. El embarazo recoloca algunos órganos importantes para adaptarse al crecimiento del útero que acoge al feto. Así, el corazón aumenta de tamaño y rota hacia arriba. También el estómago se sitúa más arriba y más hacia la izquierda, los intestinos grueso y delgado se desplazan hacia la parte superior y los riñones se van arriba y hacia atrás.



Aparece un gusto metálico en la boca. Debido al aumento de los estrógenos, la embarazada puede sentir un gusto metálico en la boca, tanto cuando está comiendo como en los demás momentos del día. Se denomina disgeusia.



Aumentan las ganas de orinar. Las embarazadas visitan mucho más el baño para orinar. El incremento de la sangre circulante (un litro y medio más) obliga a los riñones a trabajar más, procesando más líquido que va a parar a la vejiga. En el tercer trimestre también influye el aumento de tamaño del útero, que presiona la vejiga, aumentando la necesidad de orinar incluso de noche (nocturia).



Está muy somnolienta. En el primer trimestre del embarazo, muchas mujeres muestran una somnolencia excesiva, que les lleva a dormir más. Es efecto de las hormonas y de las adaptaciones del cuerpo a las transformaciones que ocurren en su interior. Se crea un nuevo órgano: la placenta y otros como el corazón y los riñones deben trabajar más. Así, el cuerpo "obliga" a la mujer a descansar.



Se incrementa la salivación. Especialmente en el primer trimestre del embarazo, la mujer padece hipersalivación o sialorrea. Se produce por el mismo mecanismo hormonal que causa las náuseas y los vómitos, y puede estar asociada a ellos. Esta saliva tiene un pH más ácido, por lo que puede provocar la aparición de caries durante la gestación.



Las encías se inflaman. Los cambios hormonales del embarazo pueden provocar inflamación de las encías (gingivitis). Sucede porque el cuerpo no responde igual ante la placa dental y por el incremento de flujo sanguíneo hacia las encías. La gingivitis puede derivar en periodontitis, una enfermedad oral que supone un factor de riesgo para tener un parto prematuro.



Los pechos se oscurecen. Durante el embarazo, el pezón y la areola se oscurecen. Esta hiperpigmentación se origina por el incremento de la hormona melanoestimulante, que depende de la progesterona, cuyos niveles aumentan considerablemente en el embarazo. Se dice que es un truco de la naturaleza para que el recién nacido fije su visión en el seno materno para facilitar el amamantamiento.



Se puede segregar leche. La embarazada puede segregar calostro (la primera leche). Las mamas se preparan desde el inicio del embarazo para la lactancia. Aumentan de tamaño y, por dentro, comienzan a generar calostro, que sale al exterior en algunas gestantes. Además, hacia el sexto mes, se hacen evidentes en el pecho los tubérculos de Montgomery, unas glándulas sebáceas que protegerán al pezón.



Hay más despistes. La embarazada se muestra más torpe desde el punto de vista motor, por el aumento de peso y volumen y por la relajación de las articulaciones. Además, está mas desconcentrada, olvidadiza... lo que algunos estudios han achacado a una alteración pasajera de la función cognitiva debido a la modificación del intercambio bioquímico neuronal.



Sensibilidad emocional extrema. Las hormonas del embarazo (estrógenos y progesterona) inciden directamente sobre la parte emocional de la mujer, provocando que esté mucho más sensible. Además se produce una labilidad emocional (cambios frecuentes de humor), que desaparece tras dar a luz.



La pareja puede sufrir el síndrome de la covacha. Náuseas, vómitos, mareos, somnolencia excesiva... son algunos de los síntomas que puede sufrir el hombre cuya mujer esté embarazada. El síndrome de la covacha surge por una identificación extrema del hombre hacia el proceso que está viviendo su pareja. Según algunas fuentes, puede afectar hasta al 10% de los varones.



El síndrome del nido anuncia el parto. Unos días antes del parto, la gestante puede sentirse plena de energía y con una necesidad irrefrenable de hacer tareas domésticas: cocinar, ordenar, limpiar... Se denomina "síndrome del nido" e imita el comportamiento de otras especies animales de preparar el hogar para el recién nacido.



El apego surge por una hormona. El amor maternal que siente la madre ante su recién nacido está condicionado también por una hormona, la oxitocina, que interviene en procesos físicos como las contracciones y el reflejo de salida de la leche y facilita el apego entre madre e hijo.
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